May
Unas cifras engañosas
0 comentariosLas cifras de la Ayuda Oficial al Desarrollo de 2016 según el Comité de Ayuda al Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico muestran que la ayuda internacional crece, alcanzando un récord histórico de 142,6 miles de millones de dólares, que es un 8,9% más que en 2015.
Pero en estas luces, hay también algunas sombras. La primera, que la ayuda hacia los países menos adelantados decrece (casi 4%, en términos reales, respecto del año anterior). La segunda, que una buena parte del aumento se explica con el repunte de la ayuda humanitaria y como ayuda a refugiados en el territorio del donante.
Como señala el analista Gonzalo Fanjul, estas sombras son más bien estos nubarrones: la creciente proporción de apoyo a refugiados en el aumento de la ayuda; la equivocada percepción en buena parte de los países europeos de que la ayuda puede servir de freno a la migración; para el caso español, el hecho de que el fuerte aumento sea el resultado, casi exclusivamente, de una operación de condonación de deuda con Cuba; y por último, la previsible caída que registrará la ayuda estadounidense cuando, en 2017 o 2018, se materialicen los fuertes recortes anunciados por la Administración Trump.
Y es que el aumento de la ayuda no es tal en la medida en que se trate de una ayuda que se "gasta en casa", o que meramente contabiliza un perdón de deuda (como por ejemplo en el caso de la ayuda española).
Y es que no cualquier ayuda es buena. Y así por ejemplo desde hace algún tiempo se evita que los desembolsos de ayuda al Desarrollo estén totalmente vinculados a la adquisición de bienes y servicios del país donante por parte del receptor.
Otro aspecto son las ayudas para la acogida de refugiados. Se trata de una ayuda que se gasta en el territorio del país donante (no dándose, por tanto, una transferencia de recursos del Norte al Sur). Por ejemplo, el primer país receptor de la ayuda danesa para los refugiados está siendo, por este motivo, la misma Dinamarca. Por lo general, son los países con mayores desembolsos de ayuda a refugiados los que más aportan, también, en ayuda total (descontando la ayuda a refugiados) lo que cuestionaría el argumento de que los donantes caerán en la tentación de remplazar partidas de ayuda al desarrollo destinadas a sanidad o educación en países del Sur al gasto en territorio propio.
Es que las en ocasiones aparentemente aburridas normas contables de la ayuda, son una poderosa herramienta para moldear el comportamiento de los donantes: cuánto gastan y en qué. Por tanto, no hay que dejarse llevar ni por las grandes palabras al respecto ni por las cifras en que ellas se apoyan.
Alfonso Esponera Cerdán op